Objeto Nº1

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Mi primer objeto o objeto Nº1 surge mediante un proceso de experimentación anterior con diferentes tipos de materiales.

Comienzo pensando en «disfrute» y lo primero que se me viene a la mente es un niño jugando en la playa, pues no hay mayor felicidad que la de uno cuando todavía es joven.

De los 4 materiales anteriores utilizados, el que más me llamaba la atención era el yeso, pues era el que mayor proceso de transformación experimentaba, y en esa línea quería que fuese mi trabajo. Proceso, cambio, tiempo… Que todo eso fuese de la mano y estuviese una y otra vez regenerándose y convirtiéndose, que mi objeto no se quedase en una primera prueba, sino que de una forma natural fuese alterándose, avanzando y modificándose. Por eso la elección de este material, ya que puede pasar de un estado en polvo, a líquido y más tarde a sólido. Perfecto.

Mil años de historia no lineal compara capas de la tierra con la teoría de la evolución de las especies de Darwing y con la forma en que está dividida la sociedad, y esto no deja de ser más que un proceso continuo y constante de cambio, uno en un periodo más corto de tiempo mientras que otros quizás haya que esperar más tiempo para poder apreciar un ligero cambio. Así debería de ser mi objeto, un cambio permanente, con unos tiempos no pautados, ¿ por qué puede tardar tanto tiempo en solidificarse y tan poco en volverse una masa en contacto con el agua y no al reves? ¿ podemos modificar los tiempos o alterarlos?

Pero es que leyendo a Simondon también vuelvo a encontrar el proceso y el cambio cuando nos habla de los motores de un coche, pues de un motor antiguo a uno moderno el cambio es eminente, a pesar de ser lo mismo y llamarse igual, uno funciona completamente distinto al otro. Se conserva en esa línea temporal la esencia de la palabra «motor» pero todo su mecanismo y forma de trabajar ya ha cambiado.

También Lefebvre apoya el proceso como método de estudio de las ciudades, llegando a decir que entre ciudades hay tanta diferencia que no se parecen nada unas de otras, ni siquiera con su propio pasado. Exactamente qué explica Simondon con el motor del coche. Y esque la ciudad tiene a sus espaldas toda una larga historia desde la ciudad política, la ciudad comercial, la ciudad industrial, la post industrial y el «punto crítico». Por todos estos procesos sería por los que debería de pasar mi objeto hasta llegar al punto crítico, lo que se entendería como el final del curso. Un objeto del cual desconozco a priori cómo será la forma al igual que desconozco cómo será la forma de la ciudad.

Volviendo al disfrute, se me cruza la mentira, esa mentira me llevará al trampantojo, recurso muy utilizado ya en el Renacimiento, hacer creer al espectador algo que no es. Mi objeto se trata de un material pesado a simple vista como puede ser el yeso, el cual todo me indicada en mis experimentos anteriores que no debería de flotar, pero el mío lo hace. Pues bien, si yo solo crease una bola de yeso y la vaciase por dentro, además de que me partiría por su poca consistencia y fragilidad, no flotaría o quizás si, pero poco tiempo, el tiempo que tardase en llenarse de agua y hundirse hasta el fondo. Pero si yo esa bola de yeso la hago con una base de poliestireno (material más ligero de los anteriores experimentos) y esta base la vacío dejando solo un perímetro exterior pegado al yeso, el objeto resulta que adquiere la propiedad de flotar.

El cubo de ola y la pelota serían las dos ideas que se encontrarían rondando por mi cabeza. Unir las dos formas en una y que de ahí pudiese salir mi creación . Un objeto que podría ser simplemente decorativo, pero que también  pudiese recoger la arena, rodar por ella e incluso flotar. Que sea lo suficientemente ligero para que se lo pueda llevar una ola pero lo suficientemente fuerte para poder recoger arena en su interior o servir como refugio a pequeños crustáceos. Que se lo pudiese entregar una tarde de playa a un niño y pudiese hacer con ese objeto todo lo que podría hacer con sus juguetes. Pero además que el usuario experimente sensaciones, como la rugosidad de su tacto imperfecto y sin pulir, como el efecto de sorpresa si sale volando una bolita de poliestireno de su interior o la sensación de que el objeto se deshace sobre tus manos en el momento en que lo introduces en el agua pudiendo transformarlo y malearlo posteriormente.

No es más que un conjunto de sensaciones, dos ideas y cambios constantes de un objeto que debe experimentar transformaciones en un espacio de tiempo indeterminado.

 

 

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