Poniendo la vista atrás, analizando mis proyectos anteriores, indagando en que ideas me han obsesionado todo este tiempo y que materiales he decidido utilizar para llevarlos a cabo, descubro que la idea inicial de la mayoría de las propuestas van muy ligadas a un material; muchas veces imposible realizarse si no fuese con esos mismos.
Una de mis mayores preocupaciones a la hora de abordar un proyecto es el espacio interior, que se puede ver desde dentro pero también como te pueden ver desde fuera. Que el edificio forme parte de la ciudad o de su alrededor es algo por lo cual peleo en cada proyecto para que suceda. Por eso muchos de mis edificios emiten luz, una luz que viene desde el interior y que pueda llegar a iluminar el exterior. Para ello empleo mucho, materiales como el u-glass o vidrios al ácido, ya que estos materiales te permiten arrojar luz hacia el exterior, pero solo poder ver sombras de lo que sucede en el interior, algo intrigante, dejarlo todo en manos de la imaginación. Con la luz también podemos causar en el espectador una sensación de asombro, jugando con la proyección, consiguiendo que la escultura de un pequeño gatito se transforme en un gran león.
Ideas como la de una caja de vidrio en la cual pueda entrar luz por todos sus lados, bonito pero poco eficiente. ¿Y si nos cubrimos con una protección metálica en ciertas zonas de conflicto? Entonces la cosa cambia. Conseguimos luz al interior y privacidad hacia el exterior, protegiéndonos del sol también si fuese necesario. Pero no solo de metal puede ser esta protección, sino que podría ser de cualquier otro material.
Edificios completamente de hormigón, garantizándote una buena trabajabilidad y una seguridad que quizás otros materiales no te puedan dar, pero de eso tampoco creo que se trate, pues el que no arriesga no gana. Mezclar materiales completamente opuestos, madera, hormigón, metal, vidrio y llegar al punto en que se compenetren tan bien de forma que uno no puede formar el proyecto sin el otro. Intentar utilizar materiales nuevos, pero sin dejar de tener siempre en cuenta aquellos materiales primarios los cuales en muchas ocasiones son los que dan la mejor solución a tus inquietudes.
Introducir la vegetación en la medida de lo posible en cada proyecto es otra de las pautas que me persiguen. Que el edificio se pueda llegar a fundir con su entorno, su alrededor, que la naturaleza envuelva y proteja aquello en lo que nosotros nos preocuparemos de habitar. Conseguir que tu edificio dialogue con los de su alrededor, que se camufle entre ellos pero que a la vez pueda llamar la atención si fuese necesario.
Por todo ello, este primer trabajo de experimentación con los materiales, lo abordo experimentando con materiales completamente opuestos en algunos análisis pero muy similares en otros, tanto por su apariencia como por su forma de trabajar, al igual que nos sucede cuando proyectamos un edificio, un objeto o incluso un cartel. Conocer bien los materiales, saber cómo trabajan y que es lo que nos pueden aportar debe ser lo primero que tengamos que hacer antes de ponernos a proyectar.